La envidia es uno de los siete pecados capitales, caracterizado por un sentimiento de resentimiento o deseo hacia las cualidades, logros o posesiones de otra persona. Se manifiesta cuando una persona siente tristeza, disgusto o ira porque otra posee algo que ella no tiene. La envidia no solo implica querer lo que el otro tiene, sino también desear que el otro no lo tenga.
Este pecado es destructivo tanto para el individuo que lo siente como para las relaciones interpersonales. En su esencia, la envidia mina la paz interior y genera conflictos, ya que puede llevar a comportamientos dañinos y hostiles, como la calumnia, el sabotaje y la traición. Además, la envidia impide el reconocimiento de las propias bendiciones y logros, fomentando un ciclo de insatisfacción y negatividad.
Históricamente, la envidia ha sido representada en el arte y la literatura como una figura oscura y malévola, a menudo retratada como una serpiente venenosa representando la naturaleza venenosa del pecado, advirtiendo sobre sus peligros y promoviendo la virtud de la gratitud y la humildad como antídotos.