Es un placer presentar Lucifer, el primer número de la nueva serie Ángeles y Demonios.

Lucifer es el primer ángel caído, enemigo de Dios y primer tentador según la tradición cristiana. Su nombre procede del latín y significa lucero del alba; en la Antigua Grecia se utilizaba para referirse a una estrella. Más tarde fue adoptado por la tradición cristiana, representando al ángel caído que, dotado de gran belleza e inteligencia, acabaría rebelándose contra Dios. Su orgullo le llevó a ser desterrado junto con un tercio de la corte celestial, uno de los mayores dramas cósmicos jamás ocurridos. Tras su destierro se convirtió en el gran adversario y encarnación del mal en la Tierra.

Según la historia, Lucifer fue el ángel más hermoso creado por Dios. Le dotó de gran belleza e inteligencia, lo que le convirtió en su favorito y en el más adecuado para organizar y dirigir al resto de los ángeles. Tenía toda la confianza del creador, pero esto no era suficiente. Seducido por su orgullo, vanidad y por sentirse superior a Dios, arrastró a gran parte de la corte celestial a la rebelión, cuyas últimas consecuencias fueron la existencia del mal, el dolor y la muerte en el mundo.

Lucifer fue entonces la causa de uno de los mayores dramas cósmicos jamás ocurridos. Desterrado por su rebelión, se convirtió en el primer ángel caído, ideólogo del mal y primer tentador. A partir de entonces sería Satanás, el incitador del lado oscuro y adversario de Dios.

El reverso representa a Lucifer, observando tranquilamente la batalla, atravesando a un ángel con la punta de una de sus alas, sosteniendo el bastón bañado en oro de 24 quilates del Señor del Infierno y comandante de todo el ejército de demonios. La escena tiene lugar en tierra sagrada, arruinada por la gran batalla, mientras en el cielo ángeles y demonios luchan por sus señores.

El anverso representa el cielo y el infierno, la dicotomía eterna que divide la moneda verticalmente en dos, a la izquierda un árbol frondoso, un campo verde donde viven multitud de animales, es decir, el Edén, y a la derecha un árbol seco y muerto, con un desierto sin vida que representa el infierno. En el centro aparece el sello público de Niue.

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